Abimael Guzmán pasa a la historia como un asesino, la sociedad peruana lo venció, pero no ocupo el espacio político

marcial delacruzMARCIAL DE LA CRUZ ESPARZA
@marproducer 

Periodista, Comunicador, Productor y Conductor en medios e instituciones públicas y privadas, desarrollado como DirCom, con estudios en la UPSMP y complementarios U. de Lima.

Estamos atrapados entre la verdad y la mentira. Ingresamos a un momento nunca antes vivido en el Perú, la muerte de Abimael Guzmán cierra una etapa de violencia basada en el pensamiento de una persona perturbada y se inicia un proceso en el que sus seguidores convertidos en Movadef tienen el mismo objetivo: tomar el poder para imponer su regla. La muerte del peor enemigo del Perú nos convoca a revisar por qué ha sucedido tanta violencia para entender el fenómeno y no permitir otra vez que el terrorismo amenace a todos. La muerte física de este genocida es solo una parte de la historia, lo que debe morir son los pensamientos que buscan matar para cambiar y que se nutren de la miseria social y pobreza que hay en el Perú. 

 
Hay un movimiento que niega la violencia y las 70 mil muertes. Hay  algunos de ellos infiltrados en las líneas del poder que no dice la verdad de sus intenciones. Desde el inicio de la década pasada se dedicaron a organizar diversos grupos de trabajo entre estudiantes, trabajadores, artesanos, artistas, comedores populares y frentes de cualquier tipo. Según el registro policial son más de 50 trabajando composición social y adoctrinado a miles de peruanos.  
 
Abimael Guzmán murió sin arrepentirse por todo el daño y ola de muerte que desató. Se va con una tremenda deuda y para muchos peruanos su deceso no entristece y hoy pedirán que desaparezca todo vestigio de su existencia –para no construir un personaje-, una posición inhumana pero quizá la más inteligente para el momento. Veremos con atención qué decide el presidente Pedro Castillo, ese acto será determinante para saber qué pasa por su cabeza.
 
Abimael Guzmán pasa a la historia como un asesino, la sociedad peruana lo venció y no ocupó el espacio político que deseaba para convertirse en la cuarta espada del poder. En lugar de organizar ideas que reviertan el abandono del estado de los ciudadanos y de plantear un plan de crecimiento y desarrollo, la clase dirigencial y empresarial del país se ha dedicado en los últimos 20 años a saquear el estado, por eso Sendero está aquí.
 
Lamentablemente la historia del terrorismo no se escribió partiendo de los hechos y sus consecuencias, fue narrada en dos discursos que expresaron la subjetividad de cada lado y luego se anotó una historia distorsionada. Lo cierto es que hubo un grupo de peruanos que se preparó para tomar las armas y le declaró la guerra al Perú. 
 
A las nuevas generaciones no se les entregó la información suficiente sobre Sendero y no pudieron estudiar los sucesos tal cual fueron. Hoy muchos de ellos no saben quién fue Guzmán y no reconocen su rostro, esto es imperdonable para las generaciones que vivimos su ataque.